Yo Mismo

sábado, 8 de febrero de 2014

Historia de un soldado

Allá por los años 50-60, en un pueblecito de Extremadura, vivia Jacinto un joven de 18 años, que se dedicaba a las labores del campo, como jornalero, era una finca muy grande propiedad de un Marques, trabajaba en todo lo que le mandaban, desde la salida hasta la puesta del sol, con un sombrero de fieltro para soportar las altas temperaturas del campo extremeño, siempre habia vivido de la misma forma de lunes a domingo y de sol a sol, asi dia a dia, no conocia otro mundo, ni radio, ni prensa, ni domingos, no habia tiempo para pensar en novias, no sabia lo que era unos zapatos nuevos, ¡total! Esa era la vida de Jacinto.

Un dia llego el cartero del pueblo con una carta certificada para Jacinto, rapidamente se les unio sus padres y hermanillos,- pues él era el mayor de cuatro hermanos,dos varones de 5 y 8 y una hembra de 12 años- como no sabian leer ni escribir, les pidieron al cartero que por favor les leyera la carta que venia del Ayuntamiento del pueblo.
Según el cartero era un requerimiento para entrar en “Quintas” o sea, para ir a hacer el Servicio Militar, ¡¡aquello cayo como una bomba en la familia de Jacinto ¡! Todo eran lagrimas y lamentos, pues de su trabajo dependia el sustento de su familia,--su padre tenia una lesion en la espalda y no le permitia hacer determinados trabajos de esfuerzo—solo hacia trabajos manuales, como cestos, sillas, etc.

Unas semanas mas tarde, después de tallarse, Jacinto se reunio con todos los mozos de la comarca (unos 50 mozos) en las puertas del Ayuntamiento, donde se iba a efectuar el sorteo, (para saber a que lugar le tocaba a cada uno hacer la mili), cuando empezo el sorteo un silencio sepulcral se hizo en la plaza que estaba llena de mozos, Un sargento con dos soldados y el alcalde formaban el tribunal, en voz alta empezo a nombrar uno por uno, ¡fulano, a Melilla!, ¡mengano a Canarias! ¡zutano a Sidi Ifni; ¡Jacinto Gomez Cano………… a Ceuta! Etc, etc, y asi hasta 30 mozos. El resto se quedaba en el Regimiento de Extremadura, distintas sensaciones de los jovenes entre llantos, alegrias, risas, sollozos, maldiciones, gentes saltando de contentos, otros cabizbajos, Jacinto, no sabia si reir porque no iba a Sidi-Ifni, donde habia problemas o llorar por no quedarse en su tierra.

Despues de algun tiempo, llego la hora de partir, su madre le preparaba una maleta de madera de pino, que le habia hecho su padre con su correspondiente cerradura, mientras tanto Jacinto enseñaba a sus hermanillos el trabajo que tenian que hacer, mientras que estuviera ausente y que el jornal no se perdiera, (siempre de acuerdo con el patrono).

Debia de estar en la estacion de ferrocarril a las 7,30 de la tarde, fue mucho tiempo de espera, porque el tren aparecio a las 12 de la noche. Habia unos diez mozos esperando, al llegar el tren salio un militar con dos estrellas en el hombro, con rapidez y gritando como un loco nombro a todos, conforme eran llamados subian al tren y se iban acomodando en asientos de madera, para Jacinto fue su primera vez que subia a un tren y se paso toda la noche, con los ojos abiertos como platos, mirando a todos lados y las lucecitas que se divisaban por la ventanilla, hasta que cayo rendido y se durmió. Después de varios trasbordos de trenes y autobuses, llego a Algeciras.


Jacinto era un joven poco conversador y muy introvertido, si a eso le añadimos que no sabia leer ni escribir, pues hacia que no se relacionara con nadie, en Algeciras se fueron agrupando gentes de todos los lugares, Gallegos, Valencianos, Navarros, Catalanes, Andaluces, etc,etc.
Si en el tren se sorprendio, cuando subio a la Paloma, (El Virgen de Africa), iba de sorpresa en sorpresa, muchas experiencia y sensaciones para un joven que no habia salido mas de unos kilómetros de su casa, tuvo suerte que habia una suave brisa de poniente y el estrecho estaba en calma y no se noto nada la travesia.
Una vez desembarcado, lo llevaron andando hasta el campamento del Jaral, alli empezo una nueva vida para Jacinto que ya empezaba a preguntarse ¿Qué hacia alli?
Ya maldecia a Ceuta, como casi todos los reclutas, como si Ceuta tuviera culpa de su mili, rapidamente aprendio que cada tarde en la formación para el arriado de la bandera, al romper filas gritaban ¡¡una menos!!.


Pero la vida militar de Jacinto iba a cambiar radicalmente, porque una cosa era que fuera analfabeto y otra que fuera tonto. Al mes y medio de campamento, empezaron los ejercicios de montar y desmontar el cetme conociendo todas las piezas que se componia el armamento. El sargento Fernandez iba nombrando con paciencia todas las partes a la vez que las iba desmontando y montando, a continuación llamaba de dos en dos, uno desmontaba y el otro montaba, citando a la vez como se llamaba cada pieza, el ultimo fue Jacinto y el sargento le dijo si se atrevia a desmontar y montar el solo, ¡si, mi sargento!, mientras que cada uno tardaba entre dos y tres minutos para desmontar y otros tanto para montar el cetme, Jacinto lo desmonto y monto en un minuto escaso…….el sargento no daba credito a lo que estaba viendo y los demas reclutas quedaron con la boca abierta, el sargento Fernandez pensando que habia sido una suerte, ¡le dijo!...... ¡Recluta Gomez! Repita la operación de nuevo, otra vez lo hizo todo perfectamente en un minuto de tiempo. Le pregunto si tenia conocimiento de armas, ¡¡ Si, mi sargento, el patrono donde trabajaba, es marques y tenia escopetas para jabalíes, corzos, etc, yo me encargaba de engrasarlas y mantenerlas limpias casi a diario.



El sargento le comento al teniente de la compañía lo que habia presenciado con el recluta Gomez, el capitan que tambien habia escuchado la conversación les comento: ¡bueno ya veremos en las pruebas de tiro, si es tan bueno!.
Efectivamente a los dos dias empezaron las pruebas de tiro, aunque Jacinto no lo supiera estaba vigilado por el teniente y el capitan, en las primeras pruebas cada recluta daban en cualquier parte menos en la diana, pero Jacinto hizo cinco disparos y todos dentro, aunque no en el centro, al acercarse el sargento Fernandez, Jacinto le comento que el punto de mira estaba un poco desviado. El sargento se lo comento al capitan y al teniente que estaban muy proximo, hablaban muy bajito, pero Jacinto escucho que decian….¡¡ este recluta es bueno con las armas, hay que tenerlo en cuenta!! por supuesto era la primera vez en su vida que se sentia importante entre sus compañeros y los mandos, ¡ahora si merecia la pena haber venido a Ceuta!


Recibio una carta de su familia y apartado en un lugar, donde nadie le veia, abrio la carta y haciendo como el que la leia, se le cayeron dos lagrimones, pues le daba vergüenza que alguien se la leyera, la cerro y la guardo en un bolsillo………

Pero de la misma manera que la vida cambia para bien, tambien puede cambiar para mal, esa misma noche empezo a tener un dolor en la tripa, que cada vez era mas intenso, los compañeros avisaron al sargento de guardia y al enfermero de servicio, el cual al ver el lugar y los dolores tan fuertes, penso en la apendicitis, urgentemente llamaron a la ambulancia y lo trasladaron al Hospital Militar, donde fue operado de urgencia.





Los niños de la barriada O,donnell, de entre los nueve y los doce años ibamos todos los domingos a escuchar misa en la capilla del Hospital Militar, al finalizar la misa las monjitas que cuidaban a los enfermos nos decian que era de buen cristiano dar una vuelta por las salas de los soldaditos que estaban enfermos y que no tenian ningun tipo de visitas para preguntarles algunas cosas sin importancia y estar cinco minutillos, cada uno de nosotros acompañabamos a tres o cuatro a la vez y haciamos algunas bromas, lo cual ellos agradecían que alguien de la calle le preguntaran sus nombres y de donde eran.

Una vez, Daniel que tenia once años, vio como un soldadito tenia como la mirada perdida, no se alegraba como el resto de los enfermos, como eramos muy revoltosos cuando llegabamos armabamos la revolucion en aquella sala de enfermos, Dani se sento a los pies de la cama y mirandole le pregunto: ¡Hola! ¿Cómo te llamas?, el soldado enfermo, miro a Dani y le contesto: ¡Jacinto!.

¿Qué te ha pasado? ¿Por qué estas aquí? El soldado al ver el interes de aquel muchachito, se incorporo un poco y descubriendose un poco enseño el vendaje en la barriga y le dijo ¡ me han abierto y me han quitado algo malo que me dolia mucho en la tripa……
Dani, preguntó ¿apendicitis? ¡eso, eso! contesto Jacinto, la conversación cada vez era mas amena,
¿ y te duele mucho? ¡no, ahora no me duele!
Entonces ¿Por qué estabas tan serio? Jacinto se encogio de hombros, pero Daniel, a pesar de los once años era un perro viejo en la sala de los soldaditos enfermos,
¿si quieres me cuentas que te pasa? Jacinto miro a los ojos de Dani, se echo manos al bolsillo del pijama y saco la carta, preguntando: ¿sabes leer?..... ¡si!
¿quieres que te la lea? Con la cabeza moviendola de abajo a arriba y la mirada agachada y rojo por la vergüenza…….. Dani le cogio la mano y le dijo: ¡Jacinto no te averguences!, al cabo del año leo muchas cartas a soldados como tú.
Con una letra muy desigual y deformes, Daniel empezo a leer como pudo…..

Querido Jacinto, soy Fermina tu hermana, esperamos que al recibo de esta te encuentres bien, los Padres estan bien y los hermanos tambien, yo estoy trabajando en la cocina de los Marqueses y me estan enseñando a leer y a escribir……………………hace dos meses que te fuiste y no sabemos nada de ti, escribenos…………….

Jacinto lloraba sin consuelo y Dani tuvo una entereza digna de alabar, ¡no llores Jacinto, ahora voy a por papel y le vamos a escribir a tu familia!, se fue en busca de Sor Clarita, era la monjita encargada de aquella sala donde habian mas de treinta enfermos y le comento el tema, pidiendole permiso para venir mas tarde, la monjita le echo una sonrisa y le dijo ¡¡ven cuando quieras!! Pero no me armes jaleo, que te conozco. Marcho a casa cogio papel, lapiz, sobre y un sello. Todos los niños se fueron a jugar pero Dani, volvio otra vez y le escribio la carta, ¡ahora voy a echarla! Y esta tarde me vengo a enseñarte a leer y escribir.

Daniel paso toda la tarde del domingo con Jacinto, le enseño a coger el lapiz, hacer garabatos, a deletrear, a poner su nombre y firmar, algo habia cambiado en aquel soldadito enfermo y decaido, Sor Clarita, llamo a otras dos monjitas y escondidas en un rincon observaban con emocion y orgullo lo que estaba consiguiendo el travieso de Daniel, le dejo varias libretas de las que usaba en el colegio, unos lapices de colores y goma de borrar, le dijo lo que tenia que hacer en los siguientes dias, Dani le dijo a Jacinto: ¡ no dejes de escribir y colorear, dentro de unos dias vengo a verte!.


Todo lo que ocurrio se lo conto a su madre y esta le dijo: estoy muy orgullosa de lo que has hecho, ¡¡si necesita dinero para sobres y sellos me lo dices!!

El jueves que Dani no tenia clase fue corriendo a visitar a Jacinto, subió la escalera corriendo, cuando llego a la cama, Jacinto no estaba, se quedó parado y notó que alguien habia detrás suya, volvió la cabeza y se encontró con Sor Clarita, Dani hizo un gesto con la cara, como diciendo ¿Dónde esta Jacinto?, y la monjita le dijo: ya se curó y se marchó al cuartel, pero me dejó esto para ti, un folio blanco y escrito con lapices de colores, donde Jacinto le escribio GRACIAS DANI, la monjita le puso la mano en el hombro y le dijo: No estes triste que él me dijo que vendria a verte cuando pudiera.

Jacinto tenia que terminar el periodo de instrucción en el campamento, pero se dió cuenta que los mandos lo tenian en cuenta debido a sus habilidades para el armamento y estaba bastante considerado entre sus compañeros. Como notifico que no sabia ni leer ni escribir, por las tardes acudia a unas clases especiales del campamento, donde el cabo primero Roman, impartia clases a un grupo de reclutas analfabetos. Ya preparaban la instrucción para la jura de banderas.

Mientras tanto Daniel seguia su vida como siempre en la barriada de O,donnell con sus vecinos, amigos y compañeros de colegio.
Un domingo por la mañana, estaba en casa, cuando escucho a unos niños que empezaron a gritar…..
¡¡Dani!! ¡¡Dani ¡! Se asomo a la ventana y le dijeron:
¡aquí hay un soldado que pregunta por ti!
¡¡ Mamá, es Jacinto!!
Daniel salió rapido de la casa para saludarlo, se dieron la mano y empezaron a preguntarse cosas de unos y de otros, Jacinto le decia que estaba muy contento de cómo lo estaban tratando y estaba aprendiendo a leer y a escribir y que la semana siguiente juraba bandera.
La madre se asomó y dijo: Dani, dile que entre en casa, cuando Jacinto entró se cuadró como si estuviera en el cuartel, se presentó y agradecio el comportamiento que habia tenido Dani con él. La mamá le dijo que se quitara la chaqueta y que se pusiera comodo, Jacinto le comentó que se tenia que ir porque era la hora de la comida, pero Manuela la madre de Dani, le ordenó ¡¡tú comes aquí!!, (lo dijo de una forma que Jacinto no supo decir que no),cuando termineis de comer os vais al cine.
¿al cine? Pregunto el soldado, Dani le comento:
¿no has ido nunca al cine?
¡no!
¡Pues veras que bien nos lo vamos a pasar!
Durante la comida Jacinto dijo que el siguiente sabado juraba bandera, pero que su familia no podria venir, porque era muy lejos y no tenian dinero para viajar.
La madre de Dani le dijo: ¡no te preocupes nosotros estaremos alli y te acompañaremos.
Se marcharon al cine Astoria a ver “Rostro Pálido” de Bob Hope, Jacinto se lo pasó muy bien en su primer dia que iba a un cine, después comieron unos pasteles y se despidieron hasta el dia de la jura de bandera.




Daniel acompañado de su Padre (Antonio) y su Madre (Manuela), llegaron al campamento del Jaral, los colocaron en la tribuna de familiares en un lugar preferente, desde donde divisaban como Jacinto estaba en formación, aunque no se movia, con movimiento de los ojos se saludaban los dos y una sonrisa de satisfacción del recluta que sabia que no estaba solo en ese dia tan importante.



Una vez que termino toda la ceremonia y el desfile posterior, al romper filas Jacinto fue corriendo a abrazar a Dani y a su padres, fueron momentos muy emocionantes para los cuatros, cuando el cabo primero Roman se acerco a ellos, pregunto: tú eres Dani ¿verdad? El soldado Gòmez me ha hablado mucho de ti, debes de estar orgulloso de tu comportamiento, a la vez que tambien saludo a los padres agradeciendo que estuvieran alli para acompañar al militar en esos momentos tan importantes.




Jacinto fue destinado como fusilero a Regulares 3 en Hadú, con el tiempo aprendio a leer y escribir correctamente, su vida militar pasaba con sus guardias, retenes y demas servicios, tambien visitaba a Dani cada dos o tres semanas, durante el verano se iban a bañarse a la playa de la porteria con todos vecinos de la barriada.

Hasta que llegó el dia de la licencia, Jacinto fue a despedirse de toda la familia de Dani y marchó a su casa, de vuelta en el Virgen de Africa el mismo que lo trajo, el soldado ya licenciado, asomado en la popa del barco, veia como se alejaba poco a poco de Ceuta y pensaba la experiencia adquirida durante los 18 meses de mili, llegó como un joven asustado y ahora iba como un hombre que sabia leer y escribir con carnet de conducir, aprendió a relacionarse con las gentes y tenia claro que no se quedaria en su pueblo, sino que se iria a una capital a trabajar.


El tiempo fue pasando y salvo algunas felicitaciones por Navidad, las relaciones fueron enfriandose, tanto Jacinto como Daniel continuaron sus vidas.
Jacinto se establecio en Madrid formando una familia y Dani igual, pero continuó en Ceuta, concretamente en la barriada de O,donnell.
Cierto dia con los nuevos adelantos de Internet, Jacinto ya jubilado, navegaba por la red y Dani hacia lo mismo, las casualidades de la vida quiso que se volvieran a cruzar pero ahora de una forma virtual, conociendo a los hijos y los nietos de los dos a traves de los correos electronicos, el Facebook, el Messenger, etc. etc.
¡¡Quizás algún dia vuelvan a encontrarse!!

Dedicado a l@s niñ@s que durante su niñez recorrian todos los rincones del Hospital Militar, ayudando a los soldados enfermos.

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