Yo Mismo

sábado, 13 de octubre de 2012

El Carro de Juan

Como todos los dias, escucho un estruendo tremendo, es el "cañonazo" desde el Hacho,  como es levante se escucha mejor que nunca y hace vibrar los cristales de las ventanas, ¿¿Mamá que hora es?? ¡¡las doce!! ¿¿no has escuchado el cañonazo??, me voy corriendo a la puerta del Hospital Militar para esperar a Juan con el carro,  ¡¡ten cuidado!! no te pongas en el filo y te caigas como el chiquillo que se cayó ayer.
Salgo de la casa y me voy corriendo hacia la puerta del Hospital, alli me encuentro con varios niños y niñas de los alrededores esperando, nos ponemos en fila conforme llegamos, para cuando llegue el carro saber en que orden nos teniamos que subir, después de un rato estabamos desesperados porque no veiamos aparecer a Juan con el carro, hoy estaba tardando mucho, algunos nos distraiamos mirando las fichas que habiamos conseguido en los bares, los trompos que nos habiamos comprado en el kiosko de Gonzalo y las canicas del kiosko de Tocino, cuando de pronto alguien dijo:

¡¡Ahi viene Juan con el Carro!!, llegaba muy lento porque venia muy cargado con muchas cajas, Juan tiraba de una palanca para poder frenar el carro porque Carmelo (el burro) no podia aguantar el carro porque se resbalaba por la cuesta abajo, ¡¡Venga ponerse por detrás para aguantar!! nos gritaba Juan a todos los que estabamos esperando, corrimos para ponernos por detrás y tirar para poder frenar el carro. Cuando llegó a la puerta del puesto de Encarna, empezamos todos a descargar las cajas de frutas y verduras que habia en el carro y trasladarlo al interior del puesto.
Juan nos miraba a todos los chiquillos como acarreabamos todos los productos que habia traido del mercado central  y decia en voz alta: ¡¡el que no ayude no lo monto en el carro!!, una vez que el carro estaba vacio, corrimos todos para coger el mejor sitio, mientras que Juan a pie junto al burro le decia: ¡¡Anda Carmelo vamos a darle un paseito a los niños!!, nos dió un paseito por la calle Terraplen y al finalizar entró por el callejón que hay por detrás de la carpinteria, cuando llegamos Juan nos ayudó a bajarnos del carro, todos los niños salieron corriendo gritando de alegria por el paseito que se habian dado en el carro.
Yo Mismo me quedé como siempre para ayudarle a Juan a desenganchar a Carmelo, se le notaba que venia cansado y cojeaba un poco de una pata, Juan se acercó le levantó la pata y comentó: ¡¡mañana hay que llevarlo para que le pongan una herradura!!, llevé el burro a un rincón del patio donde tenia un abrevadero y paja donde Carmelo se echaba a descansar, es un burro muy noble y agradecido cuando veia que alguien lo trataba bien.
Cuando ya terminé de ayudarle, me iba a despedir y Juan me dijo: Joaquinito  ¿¿te quieres venir mañana al herrero?? ¿¿puedo ir?? le pregunté y me contestó. ¡¡Si, pero vé a pedirle permiso a tu Madre!!.
Me volví loco de contento fuí corriendo a decirselo a mi Madre, pero me dijo que esperara a que llegara mi Padre, al cabo de un rato llegó y me dijo he estado hablando con Juan y me ha dicho que te quiere llevar a herrar el burro, mi Padre se me quedó mirando muy fijamente y me dijo, ¡¡te voy a dejar!!pero no te retires ni un momento de Juan y haces todo lo que el te diga ¿¿te estás enterando?? ¡¡si papá!!.
A las ocho de la mañana entraba por el patio que tenia Juan por detrás de la carpinteria, ya estaba preparando a Carmelo y poniendole una manta por encima y colocandole las riendas, pensaba que le iba a enganchar el carro pero no lo  hizo y le pregunté. ¿¿Juan por que no le engancha usted el carro?? porque solo lo vamos a llevar a ponerle las dos herraduras de atrás y mañana iré con el carro a comprar.
¡¡Subete arriba!! ¿¿queee?? sin pensarselo dos veces me cogió en peso y me montó encima de Carmelo, notaba que el animal se sentia feliz de tenerme arriba, a pesar de que cojeaba un poco, Juan cogió las riendas y el animal empezó a andar lentamente para subir la cuesta del Morro, era como si se diera cuenta que iba a ir al médico.
Al llegar al Morro entramos por un callejón muy raro, era la primera vez que entraba por esa calle, habia unas murallas muy altas, como Juan me veia que estaba asombrado de aquello, me dijo: eso son los muros del campo de futbol, justo debajo de aquellos muros tan altos estaban los herreros que iban a curar a Carmelo, habia una pared con muchas anillas donde habia enganchados algunos burros y caballos, Juan engancho a Carmelo a una anilla,habló algo con los herreros y nos apartamos un poco, entonces le pregunté a Juan ¿¿qué le van hacer??, ¡¡pues ahora lo verás!! le van a quitar esas herraduras viejas y le van a poner otras nuevas, ¿¿y con eso se le quita la cojera?? ¡¡Pues claro, ya lo verás!!.
Los herreros cogieron una pata del burro y con un martillo y unas tenazas grandes empezaron a quitarle una herradura, Yo Mismo estaba sufriendo porque le estaban haciendo daño, me puse por delante para verle la cara a Carmelo y acariciarlo, me miraba y entonces me di cuenta que estaba tranquilo y feliz, porque lo estaban curando, mientras que un herrero empezó a calentar una herradura nueva al fuego en un aparato que le decian fragua, el otro hombre empezó a limpiarle las pezuñas y lo mismo hicieron con la otra pata.
Después de unas horas los herreros acabaron de ponerles las herraduras a Carmelo, Juan me cogió en peso y me volvió a subir a lomos del burro, se le  notaba que ya no cojeaba, cuando bajabamos por la cuesta del Morro hacia la calle Terraplen, todos los niños me miraban con ojos de envidia y Yo Mismo iba derecho como si fuera un rey a lomos de Carmelo.
Cuando llegamos al patio Juan me bajó del burro y me dijo ¡¡toma las riendas y lo dejas amarrado, le echas agua en el bidón y paja, ¿¿te gustaria venir un dia en el carro para hacer la compra??   ¡¡Siiii!!, salí corriendo para contarle a mi Madre todo lo que habia ocurrido.
¡¡Sueño con ir otra vez en el Carro de Juan!!

jueves, 4 de octubre de 2012

RIQUEZA DEL VOCABULARIO


Como norma general en mi, me suele importar muy poco las conversaciones que hagan las gentes alrededor mia, en la calle, en el autobus, en las cafeterias, etc.  no suelo prestarles atención ni apenas escucho lo que dicen, pero a la vez soy una persona que observo todo lo que me rodea.
Hace unos dias  mientras estaba sentado en un banco del parque  de San Amaro descansando, escuchaba una conversación entre dos personas, para más señas eran dos señoras de unos treinta años que con sus hijos charlaban entre ellas, una estaba sentada y la otra de pie pendiente de su hijo que estaba en un columpio, estaban a escasos metros de mi, por lo tanto se escuchaba forzosamente lo que hablaban.

¡¡Lo qué yo te diga tia!! tú no te enteras de nada ¿vale?, tia cuando el marido se enteró, no veas la bronca que le pegó tia, el hermano se quedó flipado tia, porque el pobre se comió todo el marrón ¿vale? el que más sufrió fué el Padre ¿vale?, tia porque el marido que mola-mazo tia, está para comerselo tia, qué bueno está el marido tia, porque la tia tiene mucho morro ¿vale?...
¡Hostia tia! y ¿ella se quedó tan tranquila tia? porque yo soy el padre ¿vale? y le meto mano tia, ¡¡joder tia!! la muchacha nada más que estuvo lia tres meses con el julandron ¿vale tia?, es que los tios hoy no tienen ningún aguante tia, me dejas flipá tia....
...Suena el telefono de una de ellas y contesta, ¿dimeeee?? ¡¡Hola tia!! tapa un poco el telefono y le dice a la compañera ¡¡ perdona tia es mi hermana!!¿vale?, se mueve un poco como para tener una conversación en secreto pero a la vez que la pudieran escuchar todos los que estabamos alrededor..
¡¡Dime tia!! ¿que dices tia? no me lo puedo creer tia, ¿¿qué morro no tia?? me quedo flipá, no me lo puedo creer tia, vaya marron ¿no tia?, vuelve a dirigirse a la amiga, tapando el telefono y le dice ¡¡Es mi hermana tia, que se ha peleado con el novio ¿vale?, otra vez se vuelve de espalda y continua la conversación...
...¡¡Joder tia!!, ya te lo decia yo que ¡¡este tio no te conviene tia!! tú tranquila que tienes al otro "Maromo" ¿vale? ¡¡tú no te tienes que comer ese "marrón" tia!!....¡¡hostia tia, no te pongas a llorar!!, haz como yo tia, si el primero no me valia ¿vale? pues lo cambio y ya está tia, y asi llevo ya tres cambios tia, pero esta pareja que tengo ahora me "Mola-Mazo" tia, igual duramos unos años ¿vale?, venga tia animate, que se pase pronto ¿vale?¡¡adios tia!!.
Asi me tuvieron más de una hora con  esa Riqueza de Vocabulario, ¡¡si es verdad!!, me quedé "Anonadado", no me esperaba escuchar una conversación tan enriquecedora, con tantas "Tias" y ¿vale?.
Me hacia una pregunta: los chiquillos que entre los dos y los seis añitos que están acostumbrados a escuchar a sus mamá con ese lenguaje tan locuaz ¿¿como hablaran estos niños, dentro de unos diez años??
Realmente es curioso oir una conversación entre jovenes que no aparezca constantemente la palabra (tia o tio y el ¿¿vale??).

 En algún lugar he leido que... si en una conversación hay mucho ¿¿vale??, es porque la conversación nada vale.

Bueno tio hasta otro dia ¿¿vale??.