Yo Mismo

sábado, 30 de junio de 2018

Historia de un aprendiz

Acabo de hacer una visita al campo santo y poner unas flores a nuestros mayores, no voy con frecuencia pero si tres o cuatro veces en el año, para ir al nicho donde esta mi madre, siempre me encuentro de frente con un nicho, donde en la lapida reza el nombre de Juan Roman Reina, siempre me paro unos segundos delante y en esos segundos con los ojos cerrados es como si me leyera un libro de mi vida en común con Juanichi durante mas de siete años, siempre termino con los ojos humedo.
Allá por los años sesenta, tendria aproximadamente unos catorce años, estudiaba 3º de bachiller en el Instituto, llegó un momento que las asignaturas se me estaban atravesando y cada dia estaba mas “agobiao” (hoy se le dice “crisis de ansiedad”), entre la cañita de Moreno, el secretario Bohorquez, Don Jaime
Rigual y su Señora, Don Bernardino, Julio Anton, Alfonso Sotelo, Rafael Juarez, etc etc. todos buenas gentes, pero Yo Mismo iba dando tumbos, “cuesta abajo y sin freno” para esto hoy en dia hay profesores especialistas en Pedagogia, incluso Psicologos que me hubieran ayudado a superar aquel “bajón”.

Pero en aquellos tiempos la unica salida que habia es decirle a tu Padre..¡¡no quiero estudiar mas!! Tampoco mi Padre estaba preparado en esos momentos para hablar conmigo y tratar durante unos segundos de convencerme, hablar con los profesores y continuar. La respuesta de mi Padre fue ¡¡vale!!.

Mi maestro Juani con su niña Ana Mari.


Al dia siguiente a la hora de la comida, con la seriedad que le caracterizaba me dijo: ¡¡ mañana a las ocho de la mañana tienes que ir al patio Masoni, al fondo hay un taller de mecanica y pregunta por Juani!!

Evidentemente como representante legal mio ya habia quedado claro las condiciones de trabajo y salario, Categoria: Aprendiz
Salario: Nada.
Ocho de la mañana, pegando saltitos de los nervios, entro en un túnel que de principio daba miedo era el patio Masoni y me dirigo al fondo donde se veia un taller pero estaba cerrado, no pasa ni cinco minutos cuando aparece un personajillo muy delgado, metido dentro de un mono, rostro quemado y pelo muy negro, le pregunto:¡¡buenos dias!!¿¿ es usted Juani?? ¡¡si!!....


Entrada al Patio Masoni



....¿¿tu eres el hijo de Luis el Guardajurado?? ¡¡si!!
¡¡Pues toma esta llave abre esa cerradura y sube la persiana!! ¡¡que trabajo mas facil!!
La persiana gris era el taller de Juani


¡¡Esa ropa no es la mas adecuada para trabajar aquí, mañana te compras un mono!!

Llegó otro muchacho un poco mayor que Yo Mismo, que al parecer llevaba unos años trabajando y tenia bastante experiencia, su nombre es Luis el hijo de Julio el Guardajurado, ( al parecer Juani sabia bien a quien fichaba, por si ocurria cualquier cosa)
Me pusieron a la sombra con cuatro puertas de un coche, con un rascador lo tenia que dejar en chapa para poder repararlas, (no existian lijadoras, rascadoras, cortadoras, taladradoras, todo era a mano) Algunas de las puertas tenian uno o dos centimetros de emplaste, era una pasta como el cemento de duro, que se utilizaba para cubrir las abolladuras.
Aquello era inhumano los veia como se sonreian al verme, pero no podia decir ¡¡NO!! Porque hubiera sido peor, aguante como un valiente durante tres dias, de vez en cuando Juani, para que pudiera descansar un rato me mandaba a por tres café, al cuarto dia con mi mono puesto de color azul y limpio, me hicieron meterme debajo de un coche para sacar una caja de cambio, (la verdad es que la sacaron ellos, pero Juani lo que queria es que empezara a meterme debajo de los coches).


Este cuadro de herramientas está actualmente como Yo Mismo
lo dejé hace cuarenta años.


A los pocos dias me subieron de categoria, como conductor oficial de la carretilla para tirar la basura que semanalmente se acumulaba en el taller y era el sabado cuando realizaba ese trabajo tan especial.

Normalmente pagaba semanalmente a su empleado los sabados, Yo Mismo no esperaba nada, porque asi estaba estipulado en mi “contrato” pero Juani me alargo la mano y me dio una moneda de diez duros y me dijo: ¡¡pero no te acostumbres!! ¡¡joooooooo que bien!! ¡¡era la primera vez que tenia una moneda con tantos duros!!, Sali corriendo a mi casa y se lo di a mi Madre, me vio tan contento que dijo: ¡¡ toma quedatelo para que disfrute del primer dinero que ganas!!.


El taller con un vehiculo en su interior.


Los dias, las semanas, los meses, iban pasando y ya era un aprendiz aventajado, Yo Mismo ya hacia reparaciones solo, siempre con la supervision del Maestro Juani.
Al cabo de un tiempo Luis el compañero, tuvo un accidente con una moto y estuvo tres o cuatro meses de baja, a partir de ese momento, Juani tuvo que descargar mas responsabilidad sobre Yo Mismo, no le defraude, tuvimos que echar mas horas de las normales para compensar la falta del compañero, entre los dos conseguimos sacar todos los trabajos adelante, me hizo un contrato con categoria de oficial de 3ª y me aseguro, fue mi primer contrato y asi reza en mi “Vida Laboral”.

Habia un coche que era su debilidad el Renault 4-4.




Pasamos los dos muchas horas juntos y nos conociamos bien, eramos tal para cual, un pronto serio, pero después nos reiamos de nuestras propias sombras, cualquier gesto con la boca o la forma de coger el cigarrillo o de encenderlo, o de moverse por el taller, “barruntaba” problemas en algun vehiculo, nos sentabamos en la mesa de trabajo, hablabamos de cosa sin importancia y pasaba el tiempo, hasta que llegaba la hora de comer, primero se iba uno y después el otro, cuando llegabamos, siempre veniamos con la mente en blanco, alguno de los dos se nos iluminaba una lucecita y dabamos con la clave de la averia. Asi era Juanichi, cuando alguna averia se resistia, le pegaba una “patá” al coche y lo dejaba abandonado durante horas o dias, hasta que aparecia la inspiración.
Hoy en dia existen unos lectores digitales de averias, que no hace falta partirse mucho el “coco”.
Cuando nos sentabamos a descansar y a relajarnos del trabajo, Nos tomabamos un cafelito del termo que le preparaba Pepi, su mujer, Yo Mismo le preguntaba:

¿¿ porque me hicisteis de rascar las cuatro puertas, el primer dia que llegue?? ¡¡Si al final no se utilizaron!!....... Jajajajajajajajaja …..Juanichi no paraba de reirse, porque a todos los novatos, el primer dia se les daba un trabajo duro y penoso, ¡¡si lo soportaba podria valer para este trabajo!! Por lo general cualquier otro le hubiera dado dos “patás” a las puertas y se hubiera ido.
Me comentaba Juani, que trabajaba en un taller, que habia bajando el Morro (Alarcon), frente a la Mezquita, mas abajo estaba otro taller de mecanica(Gutierrez), en cierta ocasión llego un aprendiz y para estrenarlo le dijeron que fuera al taller de abajo para que le dejara “la llave automatica extractora de espárragos curvos de las ruedas traseras”,(nadie sabia, ni lo que habian dicho) mientras llegaba el muchacho ya habian hablado por telefono y le dieron una estructura metalica que era pesada y difícil de llevar por una persona, todo el personal de los dos talleres asomados a las puertas y muertos de risa, como pudo, llego el chico al taller……… ¡¡pero sorpresa!!
¡¡esta no es!! ¡¡te hemos dicho para las ruedas traseras y has traido para las ruedas delanteras!!
¡¡llevatela se la devuelves y te traes la otra!! ¡¡date prisa que te estamos esperando para poder seguir trabajando!!, paso un tiempo y el chaval no aparecia, algo preocupado llamaron al otro taller…¡¡no, no ha venido!! Cuando salieron a la calle a ver donde estaba se encontraron la estructura metalica en mitad de la calle tirada, llamaron a su casa para preguntar que le habia ocurrido y la madre le contesto ¡¡dice mi hijo que es un trabajo muy difícil!! ¡¡que ya no va mas!!.



Continuamos nuestras buenas relaciones, cuando tenia algun rato libre me llevaba mi coche y Yo Mismo le hacia una revision o, reparaba alguna averia, por supuesto utilizando las instalaciones y las herramientas del taller, me sentaba con él un rato a charlar de nuestras cosas y de cómo nos iba la vida a cada uno, eso si, con un café en la mano (era un cafetero)
Juan Roman Reina (Juani)

Por motivos de los trabajos, nos veiamos menos, pero cada vez que nos veiamos por su barriada de el Mixto, me paraba para charlar un rato con él, a la vez que paulatinamente su salud se iba deteriorando poco a poco. Al cabo de un tiempo y hablando con su hijo Paco me entere que se fue al cielo con los Reyes Magos.


Me imagino a mi Madre con las ZMV dandole caña a los angelitos traviesos, a mi Padre con la porra en la mano poniendo orden y a Juanichi, con el mono azul arreglandole las bicicletas, los carritos de muñecas y los cars, ademas como siempre, sin cobrar un duro.



Maestro Juani, allá donde te encuentres, Yo Mismo te dedico este relato por lo mucho que me enseñaste.

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