Yo Mismo

martes, 6 de septiembre de 2016

Historias del Padrino


Naci conociendolo, tenia una deformación en la columna vertebral y la cadera de nacimiento, por lo tanto tenia que moverse con los pies y las manos, en aquellos tiempos cualquier persona que tuviera un defecto fisico tan grave, no saldria de casa para nada.
Su nombre era Eduardo Carrasco Fernandez, vivia en el ultimo piso del porton numero seis de la calle Larga, frente por frente vivia la familia de Juan Serrano "Maciste" y Teodora con quienes les unia una amistad como de la familia.
Eduardo tenia unos tacos de madera forrados de cuero y un asa, por donde metia las manos, y le servia para apoyar las manos en el suelo, y como los pies tambien los tenia deformados, le tenian que hacer los zapatos a medida, caminaba apoyando los pies y las manos en el suelo, tengo la duda si actualmente ese defecto fisico podria tratarse con algunas operaciones, en aquellos momentos no habia ni tantas sillitas de minusvalido, ni asistencia social, ni ningun organismo que le hubiera mejorado su calidad de vida.

Trabajaba como administrativo en la panaderia de la Ufapance, todas las mañanas a las seis de la mañana Eduardo salia de su casa y subia toda la cuesta del Morro, bajaba hacia las Puertas del Campo, tomaba la Avda de España y hasta la panaderia, (imaginate, andando, agachado y a “cuatro patas”), conforme pasaba el tiempo y se iba haciendo mayor le enviaban un furgon grande de la panaderia para recogerlo.

Todos los vecinos estabamos acostumbrados a la figura de Eduardo y lo veiamos como una cosa muy natural su forma de caminar, con sus manos puestas en los zancos de madera, pero cada vez que se movia por algun lugar donde no lo conocieran, llamaba mucho la atención y todas las gentes se quedaba mirando, aunque él tambien estaba acostumbrado y no le hacia caso.

Fue el Padrino de Encarni y de Eduardinchi, por eso para toda la familia y muchos vecinos siempre lo hemos conocido como El Padrino, cuando se jubiló, cogió un puestecito de chapa pintado de verde, frente a la tienda de Basilio, donde vendia cuatro caramelos y algunos cartuchillos de pipa, avellanas, etc, etc. (evidentemente no habia tantos surtidos de chuches como actualmente) y el rey del negocio que era el tabaco rubio de “estraperlo”, cuando comenzaron a construir el nuevo edificio del mercado de O,Donnell , le hicieron un quiosco de mamposteria en la entrada de la calle Larga.
Eduardo en una de sus muchas juergas
de Navidad, en casa de Manolo con su Salacot
y la porra, cantando rancheras que era su
especialidad.

Eduardo, como vivia en el ultimo piso, tenia que bajar y subir al menos dos veces al dia, pero los años no pasaban en balde y muchos dias me lo encontraba en mitad de la escalera sentado y descansando, pero echando un cigarro, Yo Mismo me sentaba a charlar con él, porque nos llevabamos muy bien, jugabamos a las cartas en casa de Encarni, hasta la madrugada y lo hemos pasado muy bien,(aunque era un tramposo con las cartas)(no le dejabamos pasar ni una), siempre estaba metido en todos los lios, como partidos de futbol en Alfonso Murube, o fuera de Ceuta, al campo en el dia de la Mochila, con el bombo o el pandero ensayando la Nochebuena, no se perdia ni un dia de Feria metido en alguna caseta, Yo Mismo era el encargado del transporte, porque al Padrino habia que dejarlo lo mas cerca posible del lugar adonde fueramos, o sea, lo que se suele decir “se apuntaba a un bombardeo”, no le importaba ni “un comino” sus condiciones fisicas ni su peculiar forma de caminar.
El Padrino, su hermana Inés y sus Padres.

Cuando se metia en el quiosco, cambiaba su carácter, ¡¡tenia muy malas pulgas!! tenia unas estanterias con tarros con unos caramelillos y como eran los que mas se vendian los tenia siempre a la mano, por supuesto ni punto comparación con los quioscos de chucherías actuales, como fuera un chiquillo con dos reales y le pedia algunos caramelos, como Eduardo tuviera que abrir cuatro tarros por dos reales, (cuando se cabreaba tenia una lengua que daba miedo escucharle), ¡¡ooohhhh te llevas todos los caramelos iguales!! ¡¡ oohh te llevas los dos reales!! A la vez que se acordaba de la familia del chiquillo, que a la vez vivia enfrente del quiosco y el padre lo estaba escuchando y se estaba “hartando” de reir.

De la misma manera que dentro del puesto tenia mal carácter, estaba metido en todos los jaleos del barrio, porque era “mumarchoso”, tenia un corazon que no le cabia en el pecho de generoso y siempre colaboraba con cualquiera que lo necesitara, todos lo vecinos sabiamos como era y cuando lo veiamos “cabreao” peor lo haciamos los mas jóvenes, lo primero que hacia era agacharse para coger uno de los zancos de madera y lo tiraba, por lo general casi nunca acertaba, pero si cogia a alguien seguro que lo “descalabraba”.

La verdad es que el quiosco se defendia de la venta del tabaco rubio de “estraperlo”, los mismos vecinos que tenian acceso facil a lo muelles y a los barcos eran los que abastecia de la mercancia al Padrino, acopiaba las cajas entera y lo subiamos entre unos y otros a su casa, donde lo guardaba en una habitación, cuando el tabaco escaseaba en Ceuta, El Padrino tenia el tesoro guardado.
Como la guardia civil hacia de vez en cuando una redada, en el puesto solo tenia medio carton, por si lo cogian, la multa iria en proporcion a la cantidad que requisaban.
Un dia le hicieron un encargo de unos pocos de cartones, entonces a todos los jóvenes que siempre estabamos por alli nos dio unas bolsas con dos o tres cartones de tabaco, por si aparecia alguien extraño saliamos a correr con las bolsas, (o sea, nos convertiamos en colaborador de estraperlista), cuando pasaba el peligro, fuimos a llevarle las bolsas, pero antes de ir, nos pusimos de acuerdo ¿¿le quitamos un carton?? Sin dudarlo todos dijimos....¡¡¡sssiiiiiii ¡!! Quitamos un carton y lo guardamos, le devolvimos todas las bolsas y empezo a contar los cartones, todos dispuestos a salir a correr, porque como se agachara era señal de que iba a coger uno de los zancos de madera y nos lo iba a tirar, ese era el primer pronto a continuación empezaba a acordarse de toda nuestra familia.

En la puerta del quiosco con mi hijo Juan Luis.


Otras veces mandabamos algun chiquillo que no frecuentara mucho el quiosco y le dabamos una peseta, le deciamos que le tenia que pedir los caramelos de menta que tenia en la ultima repisa, que por supuesto el no alcanzaba, cuando Eduardo veia al niño le preguntaba ¿¿Quién te ha mandado a por estos caramelos??
Claro, cuando el niño miraba hacia fuera nos veia a nosotros riendonos a carcajada y Eduardo echaba por la boca lo que no estaba escrito. Pero siempre estabamos dispuesto a echarle una mano para colocarle la mercancia, o para alcanzarle los productos que estuviera mas alejado, si el tenia que salir para hacer alguna gestion, nos dejaba a cualquiera a cargo del quiosco, eso era porque a parte de las “faenas” que le haciamos, siempre confiaba en nosotros.



¡¡Carita de pillo tienes pero no me pillarás!!

¡¡Si, hemos pasado muchas horas junto Al Padrino!! ¡¡unas buenas y otras mejores!!
La gran mayoria de mis Amig@s internautas lo habran conocido con mas o menos “Malas Pulgas”.

Este relato se lo dedicamos  al Padrino, que seguro estara haciendole trampas a los Reyes Magos con las cartas.

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