Yo Mismo

jueves, 22 de diciembre de 2011

¡¡ EL NIÑO !!



Todos los años se realizaba una gran Muestra  de Juguetes y Regalos de Navidad, la de aquel año estaba llena hasta la bandera. A ella habían acudido todos los jugueteros del mundo, tambien acudian muchos otros que no eran jugueteros pero que últimamente solían asistir,  los que no podían faltar nunca, los repartidores de todos los juguetes y regalos como eran Santa Claus o Papá Noél, los Tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar,  cada uno acompañados de sus pajes y ayudantes.
Como todos los años, las discusiones tratarían sobre qué tipo de juguetes eran más educativos o divertidos, cosa que mantenían durante horas discutiendo a unos jugueteros con otros, y sobre el tamaño de los juguetes. Sí, sí, sobre el tamaño discutían siempre, porque los Reyes y Papá Noel se quejaban de que cada año hacían juguetes más grandes y les daba verdaderos problemas transportar todo aquello...

...Pero algo ocurrió que hizo aquella Muestra de Juguetes distinta de las anteriores, se coló un niño. Nunca jamás había habido ningún niño durante aquellas reuniones, y para cuando quisieron darse cuenta, el niño estaba sentado justo al lado de los Reyes Magos, sin que nadie fuera capaz de decir cuánto tiempo llevaba allí, que seguro que era mucho. Y mientras Santa Claus discutía con un importante juguetero sobre el tamaño de una muñeca muy de moda, y éste le gritaba acaloradamente:

 ¡¡Gordinflón, que si estuvieras más delgado más cosas te cabrían en el trineo!!, 
El niño se puso en pie y dijo:
¡¡Está bien, no discutáis. Yo entregaré todo lo que no puedan llevar ni los Reyes ni papá Noel!!.

Los asistentes rieron a carcajadas durante un buen rato sin hacerle ningún caso. Mientras reían, el niño se levantó, dejó escapar una lagrimita y se fue de allí cabizbajo.

Aquella Navidad fue como casi todas, pero algo más fría. En la calle todo el mundo continuaba con sus vidas y no se oía hablar de todas las historias y cosas preciosas que ocurren en Navidad. Y cuando los niños recibieron sus regalos, apenas les hizo ilusión, y parecía que ya a nadie le importase aquellas fiestas.
En la Muestra de regalos del año siguiente, todos estaban preocupados ante la creciente falta de ilusión con que se afrontaba aquella Navidad. Nuevamente comenzaron las discusiones de siempre, hasta que de pronto apareció por la puerta el niño de quien tanto se habían reído el año anterior, triste y cabizbajo. Esta vez iba acompañado de su madre, una hermosa mujer. Al verla, los tres Reyes Magos dieron un brinco: ¡¡María!!, y corriendo fueron a abrazarla. Luego, la mujer se acercó al estrado, tomó la palabra y dijo:
La mayoría de los presentes empezaron a darse cuenta de la que habían liado. Entonces, un anciano juguetero que hacia juguetes de madera,  este anciano nunca había hablado en aquellas reuniones, se acercó al Niño, se puso de rodillas y dijo:
¡¡Perdón, mi Dios; yo no quiero ningún otro regalo que no sean los tuyos. Aunque no lo sabía, tú siempre habías estado entregando aquello que no podían llevar ni los Reyes ni Santa Claus, ni nadie más:
el Amor, la Paz, y la Alegría. 
 El año pasado sabia que faltaba algo, porque los niños y los mayores no tenian ilusión ni por las Fiestas ni por los regalos, eché tus regalos  tanto de menos...¡¡perdóname!!.
Uno tras otro, todos fueron pidiendo perdón al Niño, reconociendo que eran suyos los mejores regalos de la Navidad, esos que colman el corazón de las personas de buenos sentimientos, y hacen que cada Navidad el mundo sea un poquito mejor.

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Este es el regalo de Yo Mismo para toda mi Familia y mis Amig@s...

...AMOR, PAZ Y ALEGRIA.

2 comentarios:

Merche (tu vecina) dijo...

MUCHAS GRACIAS POR TU REGALO , pero los mismos deseos os lo devuelvo para vosotros

Javi Lopez dijo...

Una historia muy propia para estos dias, ya aprovecho para desearte Feliz Navidad.